
Mucho se ha hablado de la eliminación copera del F.C. Barcelona en los octavos de final tras caer ante el Sevilla en los octavos de final. Y es que esta eliminación se produce muy pronto para un equipo que viene de ganarlo todo.
La mayoría de la opinión pública se ha quedado con la buena cara que ha mostrado el equipo en el partido de vuelta, la del equipo campeón, a pesar de su falta de puntería. Pero otros muchos, entre los que me incluyo, pensamos que es culpa del entrenador, de Guardiola, que aunque soy el primero en reconocer su labor la temporada pasada, también soy el primer en criticarle.
De hecho, él mismo tras finalizar el encuentro y perder la eliminatoria, dijo que sentía que había fallado al equipo. Se puede decir más alto pero no más claro. Al menos, aún siendo culpable de la eliminación es admirable que salga a la palestra y lo reconozca.
En primer lugar, expresó su deseo en ganar la copa y diciendo que no la tirarían, pero en el partido de ida dejó mucho que desear al plantear el encuentro con 8 suplentes, volatilizando la mayoría de las opciones de victoria.
El segundo lugar, y para mí argumento clave, es el caso Etoó, un hombre fundamental en la consecución del triplete y por tanto impulsor de la reputación de Guardiola, y que éste le trató como basura. Uno de los mejores delanteros del mundo regalado al Inter de Milán. Mucho se le va a echar en falta esta temporada y el barcelonismo se acordará de él a final de temporada.
-Eder-




